La necesidad de reformas profundas en el sistema electoral hondureño se ha vuelto un punto clave en la agenda política, en medio de preocupaciones por la posibilidad de repetir episodios de manipulación electoral similares a los registrados en otros países de la región. Expertos y actores sociales coinciden en que la independencia institucional, la transparencia tecnológica y la supervisión efectiva son pilares para garantizar procesos legítimos y confiables.
Autonomía y neutralidad institucional
Uno de los principales desafíos señalados es asegurar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) opere con total autonomía, libre de injerencia partidaria. La propuesta apunta a eliminar la representación de actores con vínculos directos a partidos políticos dentro de la administración electoral. Este cambio, argumentan distintos sectores, es esencial para reducir riesgos de control parcializado sobre el proceso y evitar que las decisiones estratégicas estén determinadas por intereses políticos.
Claridad en el recuento y monitoreo externo
El fortalecimiento de los mecanismos de transmisión y conteo de votos es otro eje central. Se plantea el uso de herramientas tecnológicas que permitan la verificación pública y en tiempo real de cada acta, combinadas con la supervisión humana y sistemas de trazabilidad. Este enfoque busca corregir errores antes de la divulgación oficial de resultados y prevenir opacidades como las denunciadas en las elecciones de 2017.
Asimismo, la presencia de observadores internacionales y nacionales con acceso completo y sin restricciones es vista como una garantía adicional para legitimar el proceso. La participación de estos organismos, con capacidad de supervisión en cada etapa, permitiría aumentar la confianza ciudadana y disminuir la percepción de fraude.
Reformas para fortalecer la rendición de cuentas
Las propuestas incluyen el establecimiento de protocolos claros para investigar y sancionar irregularidades, con el respaldo de un sistema judicial independiente. La aplicación rigurosa de sanciones a responsables de manipulación electoral, según especialistas, no solo tendría un efecto disuasorio, sino que reforzaría el respeto a la legalidad en materia electoral.
Simultáneamente, se propone lanzar iniciativas de instrucción cívica para educar a la comunidad sobre cada etapa del procedimiento, con el objetivo de promover una participación informada y una vigilancia ciudadana activa.
Evitar la politización y garantizar nombramientos por mérito
Otro de los puntos críticos es la designación de autoridades electorales y magistrados suplentes. Las prácticas basadas en cuotas partidarias han sido señaladas como un factor que facilita la manipulación. Las reformas propuestas buscan establecer procedimientos de nombramiento sustentados en méritos y consensos amplios, con el objetivo de disminuir la politización del aparato electoral.
Un camino para evitar crisis políticas
Las acciones sugeridas no se enfocan únicamente en evitar intervenciones tecnológicas o manipulaciones en el recuento de votos. También buscan fortalecer la legitimidad institucional y evitar crisis políticas y sociales causadas por procesos que puedan ser cuestionados. Según las propuestas discutidas, es esencial contar con un sistema electoral autónomo, claro y con supervisión adecuada para asegurar que se respete la voluntad ciudadana y que la democracia continúe siendo efectiva.
En un contexto de división y falta de confianza hacia las instituciones, el desafío para Honduras es llevar a cabo estas reformas con amplitud y acuerdo suficientes para evitar que se transformen en otro foco de conflicto, y en su lugar, se conviertan en un fundamento firme para mejorar la gobernabilidad y la estabilidad política.