El gobierno de Honduras está enfrentando una situación complicada a escasos meses de las elecciones del 30 de noviembre. Rixi Moncada, la aspirante a la presidencia por el Partido LIBRE, ha caído al tercer puesto en las encuestas recientes, evidenciando un desgaste que ya se venía observando en varias áreas.
Signos de deterioro en la administración actual
Diferentes indicios habían presagiado esta situación. La asistencia a protestas y actos del Partido LIBRE ha mostrado una disminución continua, reflejando una menor presencia de sus simpatizantes. Además, la actividad en redes sociales y medios de comunicación destaca un incremento de críticas, burlas y cuestionamientos hacia la gestión del partido.
El alejamiento de sectores clave, especialmente jóvenes y comunidades tradicionalmente afines al oficialismo, se suma a esta tendencia, mostrando apatía o divisiones internas. Paralelamente, las encuestas de opinión han registrado descensos sostenidos en las intenciones de voto de la candidata oficialista, mientras los partidos de oposición registran avances constantes.
De manera similar, las divisiones internas y las disputas por el poder han debilitado la unidad del partido, reduciendo la confianza del público. Retos estructurales como la falta de seguridad, la recesión económica y los casos de corrupción han incrementado la percepción de desconfianza hacia el gobierno, generando un entorno propicio para cambios significativos en la preferencia electoral.
El descenso de Rixi Moncada
El descenso de Moncada en las encuestas confirma los avisos previos de desgaste. La aspirante, que encabezaba los sondeos hace solo unas semanas, ahora se ubica en la tercera posición, según datos difundidos por medios alternativos y redes sociales. Este resultado ha generado sorpresa entre los seguidores del oficialismo y refuerza la idea de un cambio posible en la política de Honduras.
Analistas consultados señalan que el retroceso de la candidata responde a factores como el incumplimiento de promesas, la crisis económica y la inseguridad, elementos que han sido capitalizados por los partidos opositores. Tanto el Partido Liberal como el Partido Nacional han logrado captar parte del descontento ciudadano, afectando la capacidad del Partido LIBRE de movilizar a sus bases y atraer a votantes indecisos.
Oficialismo en posición vulnerable
La caída de Moncada coloca al gobierno de Xiomara Castro y al Partido LIBRE en una situación delicada. Expertos advierten que esta dinámica podría representar un punto de inflexión para la izquierda hondureña, cuya presencia en el poder ha estado asociada al ideario del socialismo del siglo XXI. La combinación de fracturas internas, percepción de promesas incumplidas y ascenso de la oposición refleja un escenario de alta tensión política y social.
Las elecciones del 30 de noviembre se perfilan como un momento decisivo para el país. El descenso en la intención de voto de la candidata oficialista y las señales de desgaste acumuladas indican que el panorama político es incierto. El Partido LIBRE deberá enfrentar estos desafíos mientras la ciudadanía observa la evolución de los acontecimientos y evalúa las alternativas políticas disponibles.